Si nos guiamos por los horarios a las que son relegadas algunas series de ciencia-ficción en los horarios televisivos, o a la escasa cantidad de producciones propias de este género —que vendría a indicar lo poco que se invierte en él— se puede llegar a la conclusión de que la ciencia-ficción en España no suele ser merecedora de la atención de los medios de comunicación y grandes productoras.
sábado, 19 de diciembre de 2009
Si nos guiamos por los horarios a las que son relegadas algunas series de ciencia-ficción en los horarios televisivos, o a la escasa cantidad de producciones propias de este género —que vendría a indicar lo poco que se invierte en él— se puede llegar a la conclusión de que la ciencia-ficción en España no suele ser merecedora de la atención de los medios de comunicación y grandes productoras.
miércoles, 14 de octubre de 2009
miércoles, 26 de agosto de 2009
En la base científica que los humanos han colocado en la órbita del inhóspito planeta Júpiter para su estudio, Edward Anglesey puede por unos momentos olvidar que es un científico que vive sujeto a una silla de ruedas debido a su parálisis. Gracias a un sistema de conexión telepática o «psionica», es capaz de experimentar lo que se siente dentro de un cuerpo creado artificialmente y adaptado a las durísimas condiciones existentes sobre el planeta para poder explorarlo como ningún instrumento puede hacer: viviendo y sintiendo el suelo bajo sus pies, y la atmósfera de amoniaco sobre su piel. Lo que Edward no sabe es que estas sensaciones que jamás podrá experimentar de otra forma dada su situación, van a producir sobre él un efecto que no espera, y cuyo primer síntoma son los fallos en las comunicaciones psionicas motivo por el cual es enviado Cornellius, el especialista que descubrirá asombrado lo que realmente está ocurriendo.
No, esta sinopsis no es la de Avatar, pero a tenor de lo que se ha visto en los múltiples tráileres que circulan por la red, el guión del nuevo y prometedor trabajo del artífice de Aliens, Titánic, Terminator y otras películas más, que destacan entre otras cosas —unas más que otras— por su gran efectividad comercial, resulta ser todo un calco del relato corto del magnifico escritor de ciencia-ficción Poul Anderson, cuya fama tan solo está ensombrecida por gigantes de la talla de I. Asimov, Philip K. Dick o Robert A. Heinlein.
miércoles, 15 de julio de 2009
jueves, 4 de junio de 2009
Naturalmente que nos referimos a la famosa novela de I. Asimov, la cual será adaptada próximamente si todo va como se espera, a la gran pantalla.
No es este el primer intento de llevar adelante este proyecto. Fue la Paramount la primera productora interesada, contando en principio con Ridley Scott (Alien, el octavo pasajero, Blade Runner) y Tom Cruise (Minority Report). En esta ocasión es New Regency la que ha llegado a un acuerdo con el director de origen escocés Kevin Macdonald, para llevar a cabo el proyecto.
La primera impresión con la elección de este director es algo desconcertante dada su escasa experiencia con la Ciencia-Ficción, siendo su último trabajo La sombra del poder(2009), pero supongo que algún día hay que empezar. De momento no hay noticias de qué actores encarnaran las aventuras del agente Andrew Harlan, Noys Lambent y compañía. Para estar al corriente de los últimos cambios y del resto de personas que intervienen (e intervendrán) en el proyecto, se puede visitar The Movie Insider.
Para los que no conocen aún esta obra, decirles que El Fin de la Eternidad (Asimov, 1955) es una Time Opera que trata el tema de los viajes en el tiempo de forma muy singular en comparación a lo que otras las productoras nos tienen acostumbrados en el mundo del cine, con la coherencia habitual en el preciso y riguroso estilo de Isaac Asimov, desafiando al mismísimo Stephen Hawkins y su conjetura de protección cronológica, con la solución empleada en esta obra para resolver el problema de las paradojas temporales, y como no, originando un interesante debate sobre el libre albedrío.
Esperemos que el encargado de adaptar el guión todavía por conocer, sepa recoger estos matices y presentarlos a los espectadores haciendo honor a la obra en la que se basa, cosa complicada después de ver Yo Robot (Alex Proyas, 2004), que si bien el producto final no es desmerecedor del todo, las patadas que le dan a la obra del buen doctor son notables.
viernes, 17 de abril de 2009
¿Hasta que punto es capaz el ser humano de crear seres como el, en qué aspectos y con qué condiciones?
La Historia
El supuesto científico
Problema: la consciencia, la inteligencia y la intuición humanas
Foto: Wikipedia |
¿Soluciones?: ordenadores cuánticos y redes neuronales
La Ciencia-Ficción
- En 1968 Philip K. Dick nos dejo algunas claves en su obra en cuanto a las diferencias entre humanos y andrillos (replicantes en la película) con la aparición en la novela que sirvió de inspiración a Blade Runner del test de empatía de Voigt-Kampff, gracias al cual es posible diferenciar entre unos y otros. Turing ideo una prueba son intenciones similares llamada Test de Turing, siendo una de las muchas formas de este sistema el conocido para dejar comentarios en el que hay que teclear unas letras borrosas (Captcha), que un sistema automático no puede identificar, pero un humano si.
- En algunas de las conversaciones que la pareja de detectives (incomprensiblemente desperdiciada para el cine o la televisión) formada por el humano Elijah Baley y el robot R. Daneel Olivaw (Bóvedas de acero –1954-, El Sol Desnudo –1957-, Robots del amanecer –1983-) mantenían entre ellos, consistían en tratar sobre sus diferencias. Su autor Isaac Asimov, describe en estas obras a la intuición humana como el factor que distinguiría a unos de otros al ser esta la capacidad de llegar a conclusiones útiles sin tener información suficiente. Es decir, sin ser determinista.
- Asimov permite que sus robots transciendan de si mismos al autoprogramarse con una ley que implicaba tener una consciencia de su papel en el universo asimilando un concepto abstracto como es el de La Humanidad: La Ley Zeroth, que podría definirse como una religión robótica y que supeditaba a las demás leyes:
«Un robot no puede hacer daño a la humanidad o, por inacción, permitir que la humanidad sufra daño.»
- En El robot humano (Isaac Asimov y Robert Silveberg, 1992), sus autores cuentan como el robot convencional doméstico NDR 113 adquiere habilidades artísticas debido a una serie de errores encadenados en las tolerancias de su cerebro positrónico, dando lugar a una combinación irrepetible y singular.
- En el relato corto Sueños de robot (Isaac Asimov, 1986), la celebre doctora en el universo de los robots de Asimov, Susan Calvin, se enfrenta a un curioso caso: un robot que sueña. La explicación es que este robot ha sido programado mediante un paradigma nuevo según el relato, basado en fractales. Lo curiosísimo de este relato es la coincidencia en el decisivo papel que podrían tener los fractales en la comprensión del mundo cuántico tal y como explican en este artículo científico del 30 de marzo…¡de 2009!
Enlaces relacionados:
- Artículo en Tendencias 21 sobre la Teoría de la Mente Cuántica de Roger Penrose
- Artículo en Tendencias 21 sobre las limitaciones de la mente humana.
- Hacia una comprensión científica de la conciencia (Reseña literaria de Sombras de la mente de R. Penrose, escrita por José Biedma)
- Jeff Hawkins en la Wikipedia: inventor del Palm Pilot, es defensor de un paradigma distinto al de R. Penrose para imitar a la mente humana.
- Victor J. Stenger en la Wikipedia inglesa: es un científico escepticísta y ateísta, al que su oposición al espiritualismo cuántico (nueva corriente espiritualista basada en la intervención de fenómenos cuánticos), le lleva a buscar desmontar toda conexión entre la mecánica cuántica y el funcionamiento de la mente.
Artículo publicado posteriormente en:
- Portal Planetas Prohibidos el 7 de enero de 2011
- El Sitio de ciencia-ficción el 17 de julio de 2012
- Blog Fisiones el 8 de febrero de 2014
miércoles, 25 de febrero de 2009
Dentro de este género de obras, nos podríamos encontrar con Ultimátum a la Tierra (Robert Wise, 1951 y Scott Derrickson, 2008), 1984 (George Orwell, 1948) o Tropas del Espacio (Robert A. Heinlein, 1959), en las que se observa como de alguna forma, se utiliza la Ciencia-Ficción para realizar crítica social o política, desde el punto de vista particular de sus creadores. En Blade Runner (BR en adelante) —donde se transmite la visión pesimista y oscura del creador de la novela en la que se basa, y que marcaría la tónica general postmoderna de las décadas siguientes no solo en la Ciencia-Ficción, sino en la sociedad en general— se plantean principalmente dudas, sin necesariamente pretender darles respuesta. Es ahora, desde aquí, cuando vamos a buscar algunas de ellas.
Blade Runner y Frankenstein
Los robots de Isaac Asimov
En El hombre bicentenario (Isaac Asimov, 1976) se trata una cuestión similar a la de tratar o no a los replicantes como seres humanos: ¿se puede considerar a un robot, como si de una persona reconocida jurídicamente se tratase? Sin enfangarse en terrenos filosóficos, lo que está en discusión es el reconocimiento legal de alguien o algo como un ser independiente y libre, aunque siga siendo un robot… de momento, pero con suficiente capacidad para comprender su condición.
Conclusión
El ser humano, es capaz de grandes logros, pero algunos de ellos acaban siendo catastróficos. Con la energía nuclear, las necesidades energéticas se veían enormemente satisfechas, pero esta gran capacidad para construir, tenía su contrapartida destructiva, en casi la misma medida. Es como un niño manejando cosas que no entiende y que albergan un gran peligro potencial para si mismo. Su gran virtud es a la vez, su peor peligro.Gracias a BR y sus replicantes, es posible acercarse con mayor facilidad al dilema de cuál es el puesto del hombre en el cosmos, y el anhelo constante de adquirir conocimiento para comprender el universo y así acercarnos a nuestro creador, tal vez para sustituirlo. La diferencia entre humanos y replicantes no es tal, pero si lo son sus objetivos en el mundo y en el universo. Son sus distintas circunstancias las que marcan las diferencias y similitudes entre ambos. Los robots de Asimov eran también seres con capacidades similares a los seres humanos, pero esa no era la característica primordial. A diferencia de los replicantes, los robots de Asimov eran inmortales, y sus cerebros poseían implícito un destino en la vida gracias a sus leyes.
No hay derecho a negar la libertad a ningún objeto que posea una mente tan avanzada como para entender y desear ese estado
Nada más y nada menos.
Artículo publicado posteriormente en Planetas Prohibidos el 3 de junio de 2012
Artículo publicado posteriormente en El sitio de ciencia-ficción el 3 de junio de 2012