Es como si existiera una convicción general entre los ajenos al género, de que los escritores de ciencia-ficción tienen la obligación de acertar en sus especulaciones, como si fuera esta su intención, y que de no lograrlo hayan de convertirse en los hazmerreir señalados por el resto. Por supuesto, que todo dependerá del tipo de obra en cuestión, de la intención de sus autores y —naturalmente—, de la comercialidad que deseen darle.
Esto significa que, como en todas las cosas, no todo lo que es etiquetado dentro de nuestro preciado género es digno de la misma consideración y, por lo tanto, no han de pagar justos por pecadores salvo que precisamente se trate de eso, de aprovecharse de las cuestionables practicas de algunos o de las necesidades comerciales de otros o, incluso de ambas, para meterse con el género al completo.
Puede parecer contradictorio defender una ciencia-ficción —caracterizada como tal por, precisamente, guardar cierta pulcritud científica— y al, mismo tiempo, permitir que dentro de ésta puedan coexistir una gran variedad de obras que no siguen la misma tónica. Bien, pues me temo que esto es lo que hay, por una parte debido a que la ciencia ficción es un género con límites difusos y en ocasiones complicados y, por otro, porque una obra no tiene porqué definirse como perteneciente a un solo género, ni un autor tiene porqué verse limitado por convencionalismos a la hora de expresar sus ideas, que es en el fondo de lo que se trata. Como tantas otras cosas en la vida, el resultado será bueno o malo en función de muchas variables y gustos, independientemente del género o géneros a los que pertenezca.
Todo este aparente caos existente alrededor de la ciencia-ficción, es con gran probabilidad el causante de que —bien por ignorancia, o directamente por intenciones nada honestas— la ciencia-ficción sea objeto de mofa, escarnio y todo tipo de ridiculizaciones. Y si hay algún subgénero que sea objeto especial de estas burlas y difamaciones es el de la Space Opera.
La «Ópera Espacial»
Sin embargo, como veremos, muchos de los errores científicos que se le atribuyen, no solo no lo son, sino que son consecuencia de la desgana o incompetencia de nada más y nada menos de los traductores de aquellos países en donde precisamente la ciencia no es su principal virtud. Por lo tanto, admitiendo que la precisión científica no era —desde luego— la principal intención de George Lucas cuando ideó su famosa saga «de las galaxias», hay que caer bajo para resaltar sus supuestos defectos y no darse cuenta de la creación de una nueva mitología que ha calado profundamente en la sociedad (...luke, soy tu padre…) y una nueva forma de entender el cine y la ciencia-ficción. Podrá gustarnos o no, pero se puede decir que su autor logró su objetivo con creces.
Y ahora veremos como a pesar de todo, la ciencia no es ignorada en la Space Opera, motivo por el cual ocupa un lugar entrañable y especial, en el género de la ciencia-ficción.
El sable «láser»
![Esquema de una «espada de luz» Esquema de una «espada de luz»](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj2UhIF53y_PB_kjC6UFhXQHXMpVcPtPcaELx7ljjEC-2MrSydM8PEsr3Yk_ZsUsktlnh4nfEGesWtRF555fGjxXKYqwTQcn3I-w8AsUuU-9-RUNaHsRfFE_AbDmUpLFD1ofGS28NkyXphY/w81-h104/espada%20de%20luz_thumb%5B2%5D.jpg?imgmax=800)
El sable de luz (light saber en su idioma original) es una de una de las más famosas armas que se relacionan con la ciencia-ficción. Por motivos sobre los que especularemos más adelante, se decidió en su día llamar a esta arma ficticia de forma completamente ajena a la original.
No es un «láser(1) » lo que sale de la espada, sino un haz de plasma, concepto que deben suponer los artífices de la traducción que el público hispano ignora qué es, por lo que les da igual que ni sean parecidos ni tengan nada que ver. El láser es una técnica de emisión de luz conocida y real, mientras que el plasma es el estado de la materia que se encuentra en las estrellas, como consecuencia de la altísima temperatura a la que está sometida el gas, debido a la enorme presión gravitatoria. También es real, no es ciencia-ficción su existencia, sino ciencia pura y dura. En la Tierra, se consigue mediante los reactores de fusión y, para lograr un reactor del tamaño de una empuñadura, haría falta conocer el mito de la fusión fría, lo que — evidentemente— de momento, si que es ciencia-ficción.
Disparos «láser»
Las armas utilizadas en Star Wars no son «armas láser(2)», o al menos, no son las únicas. Lo más común en este universo imaginado por George Lucas, y en otras creaciones, son los «Blaster(3)», que son, en efecto, armas que disparan trozos de materia en forma de plasma incandescente, acelerado presumiblemente de forma magnética. La ciencia-ficción consiste, como se ha explicado, en que no existe ninguna forma de producir dicho plasma en esas condiciones.
Y sus disparos, en caso de existir dichas armas, tendrían seguramente la misma apariencia que los disparos que observamos en la gran pantalla. Todo un acierto de la ciencia-ficción.
Sonido en el vacío
¿Realmente alguien cree que los productores, guionistas, etc., del cine, no saben que en el vacío no se transmite el sonido? ¿alguien piensa que se pretende defender lo contrario, en estas películas? ¿creen los científicos de los EUA, que en Hollywood han de aprender física para saber cosas de este tipo?
Me van a permitir los lectores que filosofe un poco y les recuerde el famoso Kōan en el que se plantea la cuestión de ¿qué clase de sonido produce una hoja que cae en un bosque y nadie la oye?. Discusión filosófica que aseguraría desconocen estos físicos puristas así como otros tantos alegres detractores de la ciencia-ficción. No, en el vacío no se transmite el sonido, pero lo que hay dentro de las naves espaciales no es vacío, y la gente de su interior a buen seguro que «oye», lo que les está ocurriendo.
Vale que los productores cinematográficos no se habrán planteado tampoco todas estas precisiones, pero de ahí a pretender que en una película de aventuras, acción y romanticismo, como son las space opera(s), se desarrolle una batalla espacial con música clásica de fondo como en 2001: una odisea del espacio, parece una broma. Aunque todo es ciencia-ficción, no son lo mismo.
El método de propulsión
En la wiki del universo expandido, sin embargo, hablan de cierto artilugio incluido en los transportes espaciales de Star Wars —al menos en el famoso caza en forma de X— llamado «Etheric rudder» (timón etérico). Su principio de funcionamiento no es explicado, pero en el ámbito de la ciencia-ficción existe desde hace mucho tiempo una explicación, totalmente imaginaria por supuesto, a esta forma de navegar por el «éter» del continuo espacio-tiempo cual de navíos surcando los mares se tratase: los motores gravitacionales.
Desde los platillos volantes de toda la vida, hasta en el universo del celebre juego de ordenador StarCraft, pasando por Baylon 5, se trata de algo habitual. Sobre este asunto, existen otras producciones mucho más valoradas, consideradas «de culto» y menos criticadas en este sentido como Blade Runner, en las que tampoco se explica como flotan los coches y por lo visto no pasa nada.
Conclusión
La buena ciencia-ficción ha de ser precisa desde el punto de vista del método científico —aunque sea una ciencia ficticia—, y debe explicar de forma transparente al lector o al espectador, las concesiones que se realizan y cómo es la supuesta solución adoptada.
Por lo tanto, lo que está claro es que en la ciencia-ficción se vulneran conscientemente algunos detalles de la física, pero esto no significa que sean un «error». Las concesiones científicas han de ser posibles de una manera hipotética. Es decir, aunque a la luz de la ciencia actual, o del momento en el que se crea una obra, no sea factible realizarlo —o no exista manera de conocer su viabilidad—, puedan serlo con mayor o menor probabilidad en el futuro. Dentro de estos márgenes hay un amplísimo espectro de posibilidades ya que, aunque los avances actuales son importantes, todavía queda mucho camino.
Es un error la falta de coherencia dentro de la obra, pero esto atañe a toda obra intelectual. En la ciencia-ficción se hace más complicado ya que al no conocer los alcances de alterar los parámetros del universo conocido, han de ser extrapolados —lo que entraña riesgos—. Sería una «mala» práctica —o al menos una práctica que supondría alejarse de una ciencia-ficción más «precisa»—, no explicar de alguna forma los supuestos científicos utilizados, aunque el no hacerlo no implica que no exista alguna hipotética y posible explicación. Hablar en estos casos de «errores científicos» es apresurado.
Por otro lado, dentro del mismo género o tocando varios de ellos, puede haber obras destacables en un sentido general, por la idea que transmiten o por la forma de representarlas, quedando en segundo lugar la precisión científica. Normalmente, la intención de escritores, guionistas y productores sobre este tema es evidente desde un primer momento, no obstante, las discusiones parecen no cesar nunca.
Es un error la falta de coherencia dentro de la obra, pero esto atañe a toda obra intelectual. En la ciencia-ficción se hace más complicado ya que al no conocer los alcances de alterar los parámetros del universo conocido, han de ser extrapolados —lo que entraña riesgos—. Sería una «mala» práctica —o al menos una práctica que supondría alejarse de una ciencia-ficción más «precisa»—, no explicar de alguna forma los supuestos científicos utilizados, aunque el no hacerlo no implica que no exista alguna hipotética y posible explicación. Hablar en estos casos de «errores científicos» es apresurado.
Por otro lado, dentro del mismo género o tocando varios de ellos, puede haber obras destacables en un sentido general, por la idea que transmiten o por la forma de representarlas, quedando en segundo lugar la precisión científica. Normalmente, la intención de escritores, guionistas y productores sobre este tema es evidente desde un primer momento, no obstante, las discusiones parecen no cesar nunca.
Caso aparte es cuando se argumenta que en Matrix (un universo cibernético virtual cuyas leyes físicas están a expensas de modificar o hackear el código fuente que las origina) se ignora la inercia, o incluir a Torrente 2 o Misión: imposible, dentro de la categoría de ciencia-ficción, es sencillamente no tener ni idea de lo que se está viendo.
Fuentes
- Truenos entre las estrellas: magnifico y esclarecedor artículo de Cristóbal Pérez-Castejón, en Bibliopolis
- Wikipedia en inglés
- Wiki sobre el universo expandido de Star Wars (en ingles) (en español)
- Otra wiki: The Force Perú
Enlaces relacionados
- Un grupo de físicos de los EUA elabora una guía de las películas de ciencia ficción que no respetan las leyes de la física.
- Artículo en «Periodista Digital» sobre los supuestos errores de la Ci-Fi, utilizando el académico término de «cagadas».
- El artículo «clonado» al que hacen referencia en «Periodista digital»: en el blog Leonardo Da Vinci y en el blog Ahora es la hora
- Supuestos errores de la Ci-Fi, esta vez en un medio de habla inglesa (En todos los sitios cuecen habas)
Artículo publicado posteriormente en :
- El blog Fisiones el 23 de noviembre de 2013
- El blog Planetas Prohibidos el 30 de octubre de 2010
- En el Sitio de ciencia-ficción el 4 de agosto de 2013
(2) En honor a la verdad, los cañones del X-Wing son por lo general identificados como «Laser cannons», aunque referidos a la forma de crear el plasma, por calentamineto por láser.
(3) La definición de blaster en la Wikipedia en español es inexistente ¿alguien se anima?