Es mejor ver cine, leer un libro o cualquier otra forma de expresión artística, por mediocres que sean las obras, que no hacerlo en absoluto. Existen formas mucho peores de perder el tiempo, sobre todo con ciertos programas de «debate» o deportivos que no añaden nada o peor aun, fomentan lo peor que llevamos dentro.
En el caso del deporte podría ser distinto, pero las competiciones están tan adulteradas, las instituciones son tan parciales, y —en la mayoría de los casos— la educación deportiva tan inexistente, que acaban destrozando su misma esencia. En definitiva, cualquier manifestación artística puede aportar algo de valor, unas más que otras, pero salvo algunas excepciones —llevadas al extremo—, el arte es siempre positivo.
En el caso del deporte podría ser distinto, pero las competiciones están tan adulteradas, las instituciones son tan parciales, y —en la mayoría de los casos— la educación deportiva tan inexistente, que acaban destrozando su misma esencia. En definitiva, cualquier manifestación artística puede aportar algo de valor, unas más que otras, pero salvo algunas excepciones —llevadas al extremo—, el arte es siempre positivo.
También pienso que no es recomendable el ansia por destripar el final de una película —por ejemplo— antes de que éste llegue. Para valorar un producto acabado —positiva o negativamente— se ha ver tal y como al guionista, director, productor, o cualquier otro responsable de su autoría final, decidieran en su día mostrarlo.
El sentido de la maravilla, o la capacidad de dejarse llevar por la imaginación, extasiándose por lo que dicho viaje nos muestra y sin reparar en detalles minuciosos, buscando deslices, errores o afanándose por adivinar el final especulando sobre múltiples de ellos, es fundamental en mi parecer para la ciencia-ficción, y en general para el disfrute de una obra. Aquellos que pasan tardes enteras pasando fotograma a fotograma una película para buscar el detalle, la anécdota, el error, el desliz, bien sea en el propio hacer cinematográfico o en el supuesto deber de la pulcritud científica, creo que poseen esta capacidad sensorial algo trastocada. Por supuesto que esto no significa pasar por alto cualquier error científico o argumental, pero en cualquier caso debería primar el disfrute. Dejarse llevar por la sensación que el autor decidió en su día evocar en el espectador o lector con su creación, o mejor aún, con aquellas que toda obra con el paso del tiempo, pueda llegar a adquirir y producir en nosotros.
Artículo publicado posteriormente en El Sitio de ciencia-ficción el 28 de septiembre de 2014
Artículo publicado posteriormente en El Sitio de ciencia-ficción el 28 de septiembre de 2014
4 comments:
Buen post, of course.
El sentido de la maravilla... oh, sí, esa cosa que nuestra sociedad pierde a pasos agigantados, hasta el punto de que muchos necesiten un puñetero efecto 3D para ENTRAR en una película.
Se pierde porque el cine está siendo mayoritariamente utilizado desde norteamérica como algo para tener a los espectadores lobotomizados durante dos horas en las que, preferiblemente, no piense. Lo mejor del cine, que son aquellos momentos en que este busca y estimula la participación mental ACTIVA del espectador para completar las piezas del puzzle con nuestra imaginación (como cuando leemos un buen libro -no los de la "literatura del carrefú", que son súper-cinematográficos y lo dan todo mascado como una película Hollywoodiense- y tenemos que recurrir a esa imaginación para "ver" o "sentir" lo que sucede), escasean de una manera que asusta. ¿Por qué si no van a destrozar los momentos que más llaman a la imaginación y a la ensoñación del espectador de películas como 'Alien' o 'La Cosa' con las respectivas e inminentes precuelas en la que se nos querrán desvelar los misterios y explicar lo que no hace falta explicar? Pues por eso. Porque la recurrir a la imaginación del espectador es algo que ya no vende.
Hola Guillermo. Menos mal que has comentado lo de Alien, ya que me has aclarado el final de la continuación de este artículo.
La verdad es que con tanto remake, precuela y enésima versión de lo mismo, y ahora, con los también enesimos reinicios de superhéroes como Batman o Spiderman incluso Superman, no sé donde vamos a llegar de bajo. En algunos casos era necesario, pero este exprimir de los cómics de toda la vida sin otra vía alternativa salvo excepciones, en fin, que lo del El Cine ya no es lo que era, o será que nos hacemos mayores, vete tú a saber.
¡Saludos!
Hace tiempo que no tenía el gusto por pasarme por tu blog y en verdad me habría encantado encontrarme con algo nuevo de tu autoría (espero que estés bien, después de tanto "silencio bloguero"). Para ser tan breve tu texto es bastante inspirado, pues aborda un tema fundamental a la hora de apreciar una obra artística. Creo humildemente, que este texto bien merece desarrollarse más.
Hola Elwin. Más echaba yo de menos tu presencia en el blog, estimado compañero de afición. Si, es cierto que no le estoy dando mucha actividad y es comprensible que vengáis menos por aquí. Como te comenté en la anterior ocasión, estaba de obras domesticas y han sido algo más accidentadas de lo previsto. Tengo una cicatriz —pequeña— en la frente que lo demuestra, pero ya lo estamos dominando. Tengo preparado un súper-artículo que en breve publicaré y que espero sea del agrado de los lectores.
En cuanto a tu parecer sobre el artículo, razón no te falta, ya que era parte de otro mayor que lo tengo "en la recámara" en espera de elaborarlo un poco. Además de continuar con el tema, quiero tratar sobre la autoría intelectual y cómo los intereses comerciales son a la vez la fuente y el obstáculo de las buenas obras. Ya hablaremos sobre ello, espero.
No obstante, pienso que lo mejor es dejar un artículo abierto de esta manera, ya que deja al lector la oportunidad de asimilarlo a su experiencia personal y completarlo con ejemplos. Podríamos en efecto hablar mucho sobre el tema, pero creo que en este caso hay demasiados conceptos subjetivos que lo alargarían en exceso. No hubiera sabido darle un final concreto. De momento. ;-)
Saludos
:-)
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