El «teólogo» de los Cylones de la moderna Galáctica

La cuestión de cuál es el papel que en la ciencia-ficción desempeña la religión suscita algunos enconados debates. Al parecer, algunos prejuicios y cierta antipatía a determinada jerarquía eclesiástica que ostenta un monopolio de la religión al que estos críticos no hacen seguramente más que fomentar, junto con un positivismo científico excesivo, lleva a opinar a algunos que los seres místicos no tienen cabida en el género.

Un ateísmo militante frente al puritanismo inherente de la cultura norteamericana y la anglosajona por extensión —lugares de donde provienen la mayor parte de la influencia cinematográfica y cultural actual—, que acostumbran a impregnar sus producciones de cierto mensaje místico-religioso, agrava esta discusión. Como el caso del polémico final televisivo que decidieron darle los guionistas y productores de la moderna serie Battlestar Galactica.

Nada mejor que ver como la propia ciencia-ficción, siempre atenta a las vicisitudes por las que pasa nuestra especie, ha tratado este polémico asunto.

Frank Herbert

Frank Herbert, autor de la saga «Dune» En la magistral obra Dune (1965), Frank Herbert sorprendía a la comunidad internacional literaria con una ciencia-ficción en la que las proezas tecnológicas no ocupaban el papel principal que habitualmente tenía en las obras del género, sino que quedaban relegadas a un segundo plano en la trama. En este universo imaginado por Herbert, la humanidad, a pesar de haber logrando expandirse por el universo conocido merced a dichos avances, se organizaba alrededor de señores feudales que ocupaban planetas enteros y con una jerarquía religiosa que ostentaba un privilegiado poder merced a la situación producida tras una revolución religiosa, la Yihad Butleriana, que expresaba un explicito rechazo hacia toda esa tecnología debido a las consecuencias que la humanidad sufriría de su uso descontrolado, llevándola a una decadencia solo sofocada gracias a la revuelta religiosa y la conversión de la sociedad a la nueva Fe.

Grupo de guerreros Fremen y su lider (escena de la versión cinematográfica de David Lynch) A través de este escenario, su autor nos muestra ya en aquella época algunos de los más grandes y graves problemas que hoy en día afectan a la sociedad occidental: además de los efectos que la dependencia de las drogas para aumentar el rendimiento pueden producir en el ser humano, o la similar dependencia que occidente tiene del petróleo proporcionado por dictaduras de medio oriente; en la Saga Dune se observa otro concepto importante relacionado con el fundamentalismo religioso, el otro gran problema: la fe ciega de los Fremen en la llegada de un mesías salvador con capacidad para llevar al pueblo nativo del planeta de la especia melange y los gusanos gigantes, a la tierra prometida.

Esto, que para muchos es una superstición inútil y falsa, Frank Herbert lo plantea de la siguiente manera: ¿no fue esta Fe inquebrantable la que posibilitó la profecía de la llegada de su mesías, el Kwisatz Haderach, aunque «unicamente» fuera un ser humano con capacidades especiales producto de selección genética y modificado por la especia, que pasaba por allí? ¿no es esta fe mística y sin necesidad de explicación racional, la que une a los humanos en la cruzada contra los ordenadores y se libra así de su extinción como especie, o que permite a los fremen derrotar a los temibles guerreros Sardaukar del emperador? En Dune, su autor nos muestra la importancia de La Fe, como algo que poseería un valor por si mismo con capacidad para mover montañas, aunque no requiera de ninguna explicación ni justificación para el que la profesa.

Herbert insistiría con el tema pocos años después, y antes de acabar la que vendría a convertirse en una de las más impresionantes sagas de la literatura, especula en su obra menor Los creadores de Dios (1972) con una sociedad que piensa que los Dioses son un tipo de criatura más que puede ser creada si se conocen las técnicas adecuadas, confundiendo lo profano con lo que antiguamente la humanidad había considerado como místico, que no era más que una definición ideada como consecuencia de la ignorancia sobre las fuerzas que se manejaban.

Solaris (Stanislav Lem, 1961)

Portada de una de las ediciones de Solaris, de Stanislav Lem El planeta Solaris es objeto de estudio desde hace décadas por parte de los científicos humanos, sin que puedan determinar la naturaleza de las reacciones que se observan sobre la superficie del mar protoplasmático que cubre toda su extensión. Kris Kelvin, el científico enviado para averiguar el extraño comportamiento de los tripulantes de la más atrevida misión de exploración del planeta, descubrirá finalmente la verdadera condición de lo que hay tras la actividad del misterioso océano. En esta magnifica obra del escritor de origen polaco Stanislav Lem, se muestra como en el vasto universo aún por conocer, pueden existir formas de vida y entidades dotadas de inteligencias completamente inimaginables para la mente racional de los seres humanos, pero que sin embargo, aunque en la obra no se menciona explícitamente, se han venido representando en forma de dioses desde el principio de los tiempos.

Conclusión

«Galactus», ser que habita en el cosmos desde antes de su creación en el «Big Bang», equivalente a lo que desde un punto de vista místico se le llamaría Dios y habitual en los cómics de supeheroes La diferencia entre el misticismo y la especulación científica, puede que consista tan solo en un matiz cultural provocado por las enormes diferencias coyunturales de las distintas épocas. ¿Que otra explicación podían darle las personas a la lluvia o al viento, en épocas donde ni siquiera se conocía lo que era la presión atmosférica, o ni siquiera se sabía lo que era el aire? ¿que explicación se le podía dar al fuego, algo tan excepcional en aquellos tiempos y que los seres humanos manejaban sin comprender en absoluto lo que había detrás de él, sino que había sido robado a los dioses? En la Grecia Clásica, lugar donde se fraguaron la filosofía, los sistemas políticos actuales y parte de la ciencia moderna, explicaban los aparentes caprichos meteorológicos al Dios Eolo, lo que no les impidió —ni a ellos ni al resto de las culturas que dominaron el mediterráneo con creencias equivalentes— fundar un imperio económico que a la postre, posibilitó la creación de la cultura occidental.

La religión sea tal vez una consecuencia inevitable de la imaginación humana, que necesita ponerle cara a las fuerzas que intervienen a su alrededor y para ello crea imágenes de seres antropomórficos o entidades multiformes con superpoderes, cuyo límite solo estaría impuesto por la cultura o prejuicios de la época.

Puede que, tal vez en el fondo, las religiones no sean más que lejanas historias de ciencia-ficción.

Enlaces



Publicado posteriormente en el portal Planetas Prohibidos el 29 de diciembre de 2013
Publicado posteriormente en el blog Fisiones el 4 de Enero de 2014

[Nota: este artículo se publicó inicialmente el 30 de julio de 2009, siendo retocado y publicado de nuevo en su forma actual]

16 comments:



) Guillermo (Atreus) dijo...

Qué bien, qué bien. No sólo un post nuevo; también, mencionando a uno de los pilares más importantes de mi afición literaria (DUNE, al que añado tu mismo adjetivo: magistral), y por si fuera poco a la obra maestra que será el objetivo del próximo post que llevo tiempo preparando: SOLARIS. Esto sí que es sentirse en casa ;-)

Cuando lo lea con calma te cuento.

Saludos!



) Lino Moinelo dijo...

Es agradable compartir con alguien estas pasiones. Gracias.

La verdad es que este post me ha costado una barbaridad. He descartado otro trozo tan grande como el propio artículo, me estaba metiendo en una jardín de tres pares de narices.

Pero me he quedado en la duda: ¿estás leyendo Solaris, o el post que tienes previsto es sobre las películas, o las dos cosas? en caso de ser la película, que parece lo más lógico para un blog que se llama «Peliculeros» :-), ¿sobre que versión, la rusa de 1972 o la norteamericana de 2002?

Saludos



) Guillermo (Atreus) dijo...

El libro, por supuesto, el libro. Que si lo estuviera leyendo en estos momentos, por cierto, ya sería la CUARTA vez ;-). Pero también mencionaré a las adaptaciones, claro (y enseñaré algo que posiblemente te sorprenda, por cierto. A ver si la próxima semana ya lo tengo finiquitado, que a mí también me cuesta horrores escribir...).

Yendo al tema en cuestión: Lo que más me gusta del hecho de que la religión sea tan tratada a través de la Ci-Fi es que demuestra que este es plenamente consciente de la verdadera esencia del Ser Humano. Más allá del más asombroso de los avances de esa ciencia que, correctamente, debe de momento seguir promoviendo un pensamiento crítico hacia el "teísmo" (no sé si se dice así), nosotros seremos siempre los mismos seres llenos de soledad existencial y con la capacidad innata para la "Fe". Siempre (...o al menos hasta que consigamos trascender hacia alguno de los saltos evolutivos tan poéticamente descritos por el gran Clarke, claro).

El problema es que, como también somos por norma general una especie totalmente hija de puta, nos aprovechamos de ello... y creamos las religiones. Que no damos ni una con ellas, por favor...

Aunque, eso sí, Herbert fue lo bastante lúcido como para sugerir que nuestra propia supervivencia (sobrevivir a nosotros mismos, se entiende) sólo puede ser mantenida por medio de férreos dictámenes morales que sean elevados al carácter de religión. He ahí la "Biblia Católica Naranja", que me encanta que no esté fundamentada en la llegada de ningún ser divino que te prohibe hacerte pajas, ni chorradas por el estilo, sino en otro tipo de cosas.

Esa capacidad innata para la "Fe" que mencionaba es lo que nos proporciona ese mecanismo de control que tantas y tantas polémicas nos ha dado a lo largo de la historia...

La verdad es que esto, posiblemente, se trata del tema más peliagudo y contradictorio del universo... y ¡quién si no la C-F para tratarlo! ;-)


PD: un buen detalle por tu parte el cambiar a Thor por el gran Galactus. Me encanta esa página -no recuerdo de qué tebeo en concreto era- en que se nos muestra cómo cada civilización del Universo "ve" a Galactus de distintas formas, según la imaginación de cada cual. ¿Qué te parece que en la segunda peli de los 4F lo hayan cambiado por un inmenso y cutre pedo cósmico?

Saludos!



) Lino Moinelo dijo...

Pues ardo en deseos en ver que has sacado de jugoso de Solaris, que «haberlo haylo» ;-)

Guillermo, creo que eres la primera y única hasta el momento persona que ha comprendido este asunto, de la misma forma que yo, claro. Aunque yo centraría ese debate de la ciencia, más que en la critica hacia el «teismo», lo haría hacia el «dogmatismo», ya que este también se encuentra dentro de un sector del mundo científico, y muchos «a-teos» son más dogmáticos en su negación de todo lo que les parezca que huela a religión o a dios, que muchos feligreses. Y además lo dicen con orgullo, como con posesión de la verdad. En fin, como mínimo, curiosa esta falta de autocrítica.

El pensamiento racional que poco a poco se va abriendo paso y dejando ese dogmatismo inherente a las religiones y la Fe (aunque presente en muchos otros campos), ha de ser voluntario. Y en todo caso, mucho vamos a tardar para que los seres humanos dejemos de tener la necesidad de creer en algo, sin necesidad de un experimento que pueda falsarlo. Como apuntas, esta cualidad no solo no tiene porque ser mala, sino que tal vez ha permitido a los seres humanos llegar a donde estamos. Es más, puede que sea esta característica la que nos defina como tales.

Las religiones que hemos tenido hasta ahora, han sido las que en sus defectos y virtudes, han marcado los puntos de inflexión en la Historia humana, aunque a muchos les pesa reconocerlo. Y cuando hablamos de religión, nos referimos a esa capacidad innata que según los antropólogos ha diferenciando al ser humano de otras especies: la de representación simbólica y consciencia de nuestra muerte, rituales religiosos y funerales. Es decir, algo tan humano como el pensamiento racional, también o más lo son la intuición y la genialidad humanas.

Respecto a esto, aunque hay que ir racionalizando el mundo a nuestro alrededor, no nos debemos de olvidar de escuchar a nuestra intuición, que aunque de forma engañosa en ocasiones, ha sido la que ha permitido a los primitivos poder hacer cosas partiendo de cero absoluto, ya que de lo contrario no habrían movido un solo dedo hasta no comprenderlo, lo que lógicamente no hubiera ocurrido nunca, «salvo acción externa» (ojito con esto). Este tema así como el del génesis, lo suelen ignorar los positivistas científicos en un claro alarde de cinísmo, ese punto cero tan problemático en la física y que han de sortear como pueden, también existe en la historia de la evolución humana.

El problema es cuando los aprovechados utilizan esa característica para su propio beneficio, faraones que se creen dioses en sus teocracias, salvapatrias dictadores de raza pura o los mesías salvadores, de estos hay muchos últimamente, que si dan ejemplo es de tener la cara más dura que el cemento.

¡¡joooooooooooodeeerr!! como nos hemos puesto de transcendentes, la leche!!!

¡Ah si! lo de Galactus. Bueno, a mi es que los 4F del cine me parecen un gran pedo cinematográfico. Esa Jessica Alba rubia de bote que no pega nada con la original, pero claro es que esta buenísima, a ver quien decía que no. Era difícil que saliera otra cosa, no algo calcado pero algo decente. Que fuera antropomorfo se puede explicar en que un Dios se presenta ante los seres inferiores como le sale de las mismísimas narices, y puede hacerlo así para ser admirado y comprendido ¿es pedir mucho para Jolivud?

Lo veremos, ya que van a empezar de nuevo con los 4F, en un tono «más oscuro»

Saludos

PD: pues si, Galáctus expresa casi exactamente lo que quería decir. No se porque puse a Thor, el caso es que en cuanto me acordé de Galáctus, corrí a ponerlo: un ser previo al Big Bang, que maneja el tiempo y la materia como le parece. Un Dios.



) Lino Moinelo dijo...

Todo el rollazo anterior podría resumirse en lo siguiente: si bien el pensamiento científico y racional es la mejor forma de progresar en el conocimiento, no debe implicar olvidarse de que el ser humano ha sido capaz de construir herramientas y hasta de cruzar oceanos sin haber desarrollado plenamente el método científico. Y puede que esta habilidad innata del ser humano nos haga falta más adelante, cuando se encamine hacia donde nadie antes ha llegado: el espacio, la última frontera (perdón, no lo he podido evitar)

Saludos



) Guillermo (Atreus) dijo...

No es cuestión de andar siempre aplicando el método científico para todo, por supuesto. Pero pienso que eso no invalida ni encadena nuestro carácter innato para la inventiva y el conocimiento, sino que simplemente se trata de otra herramienta más con la que manejar este carácter.

Al contrario, se trata de la religión la que más encadena este mecanismo, entendiendo la religión no como la facilidad de los humanos para la superstición, sino la Institución que se crea en torno a unos modelos de pensamiento fijos e inamovibles que, además, ni siquiera se pueden explicar razonablemente.

Una de las cosas que sí podría saber explicar la ciencia de hoy en día, es que cada uno de nosotros tenemos una capacidad única e intransferible a la hora de recurrir a la superstición o a lo "divino", y con nuestros innumerables conocimientos en antropología, genética y neurociencia, es posible hacer comprender a nuestra sociedad de dónde nos viene, cómo funciona, y que al ser esta característica tan innata de nuestra especie, podemos llegar a aceptarla sin que todo eso tenga que provocar inútiles choques con el VERDADERO progreso del saber científico.

Incluso al más ateo de los ateos le puede surgir, alguna vez en su vida, la terrible necesidad de encomendarse a "alguien" en un momento de necesidad imperiosa (por ejemplo, durante una tragedia). Y como esa sensación de soledad existencial nos impregna a todos de diferentes formas, supongo que dependiendo del carácter y qué sé yo qué más cosas, religiones podría haber tantas y diferentes como personas tiene la humanidad... (porque a fin de cuentas es exactamente lo mismo si CREES que la suerte o las desgracias de tu vida se deben a los inescrutables dictámenes de un Unicornio Rosa Invisible, como a los del Dios de los católicos).

Pues bien. Saber eso, ser conscientes de eso sin negarlo, de que todo se debe a una raíz inscrita en las piezas que nos componen, esa buena prueba de humildad por nuestra parte, es uno de tantos objetivos que se puede proponer la ciencia como "cultura general" que es. Pero ¿qué sucede? Que el mayor problema a que se enfrenta la Ciencia es la incultura general y la tendencia hacia el borreguismo que impregna a nuestra sociedad. Y yo pienso que es debido a esto que luego se forman los movimientos que has mencionado de positivistas científicos orgullosos y con síndrome de superioridad. Una reacción comprensible ante el panorama que nos rodea, en que la superstición y la incultura campan a sus anchas y muchas veces tomando como enemigos a quienes hacen uso de la ciencia para explicar mejor las cosas (leer la "Más Allá" o entrar en cualquier foro de magufadas por el estilo es descorazonador...).

En resúmen: me enrollo y me he perdido, jajaja. La verdad es que se trata de un tema que me supera y del que no tengo suficientes conocimientos. Quizás lo evito debido a que soy, en el fondo, un ex-católico, ex-magufo y positivista científico de tres pares de narices... y para mí, si hubiera realmente un "dios", este tiene nombre y apellidos: CARL SAGAN ;-)

Por cierto, es una casualidad que el libro que estoy casi terminando actualmente es el delicioso "Cántico Por Leibowitz", de Walter M. Miller Jr., que describe un futuro post-apocalíptico en el que... ¡ciencia y religión van cogidos de la mano!

Saludos!



) Lino Moinelo dijo...

Estimado Guillermo, precisamente Carl Sagan, uno de los más grandes divulgadores científicos, tenía una visión del universo mucho más abierta que esos positivistas científicos, dentro de los cuales no considero ni a Carl Sagan (por supuesto), ni a tí tampoco sobre todo por esos comentarios tan cargados de sentido común.

La ciencia es la que ha sacado al mundo occidental del hoyo en el que se encuentran otras culturas, ancladas en pasados medievales a pesar de demostrar que son capaces de grandes cosas. Como dices, la ciencia constituye el camino para alcanzar el verdadero conocimiento, pero este camino no debe incluir el descartar, desacreditar, incluso repudiar otras cualidades absolutamente humanas y que de una manera u otra, también han contribuido a la construcción de la civilización humana. Las ha de complementar, pero no pretender sustituir esa capacidad de «espiritualidad» del ser humano, por un dogmatismo científico prepotente y abusivo.

La ciencia ha de explicar el funcionamiento de la mente a través de esas nuevas especialidades como la neurociencia, pero no para decir: ¡oye! que ya hemos sacado la neurociencia, ahora ya puedes cruzarte de brazos tranquilo, enterrar tus creencias definitivamente y hacernos caso únicamente a nosotros, como parece que a cierto sector científico subvencionado le encantaría. Un ejemplo de esto es el famoso «Autobus ateo»: yo creo en lo que me sale de las narices, si me es de utilidad. Otra cosa es que a ti científico, no te sea de utilidad que crea yo en lo que quiera, consciente de lo que hago.

Recuero una cita de Carl Sagan que decía:

decir que un ser humano no es más que un conjunto de moléculas, es como decir que una obra de Shakespeare no es más que un conjunto de letras.

Esta poetica cita tiene mucho que ver con otras nuevas ciencias y estudios, bastante apartadas de la corriente científica «clásica» por parte de ese sector positivista, como el estudio de las Teorías del Caos, topografías basadas en funciones fractáles, etc.; en las cuáles se observa que muchas veces la suma de las partes es mayor, mucho mayor, que el total de ellas, sin que se encuentre una explicación satisfactoria, y mucho menos predecir su comportamiento el cuál resulta en un número no escaso de ocasiones, sencillamente fascinante.

El aborregamiento al parecer, inherente de la especie humana, se ha de contrarrestar con la también cualidad humana del sentido común, con el de la autocrítica y sobre todo, con el del no dejar que nadie te diga como has de pensar o como has de hacer las cosas sin que te lo argumente de forma detallada y esforzándose en ello si es necesario, y sin apelar a sentimientos. Y a partir de ahí que cada uno crea en lo que quiera, se haga todas las pajas mentales que desee y haga lo que le parezca mientras sea cosa solo de uno mismo. Pero este es otro tema, el cuál últimamente me supera también ampliamente.

Saludos y muchísimas gracias por comentar

PD: si me permites un consejo, corre ya mismo a comprar casi todo lo que veas de Paul Davies y Roger Penrose, creo que es merecedor de ello.



) Lino Moinelo dijo...

La cuestión es que el sector científico, tal y como se hace llamar, al que me refiero, huye «como del diablo» de todo aquello a lo que no es capáz de encontrar explicación, pero que existe.

El caos, se suele confundir con «desorden». Nada más lejos de la realidad en las teorías que lo estudian, donde se observa que el caos es simplemente un tipo de orden que... no se puede predecir. Que es imposible predecir, para más exactitud.

Naturalmente, estos científicos huyen de el como de la peste.

¡Saludos!



) Guillermo (Atreus) dijo...

Esa cita de Sagan que has reproducido, si la entiendo bien, representa una parte de lo que yo comenté antes. Un humano o un libro son "apenas" conjuntos de partículas y demás elementos. Pero todo el resto a que se refiere Sagan lo aportamos nosotros desde nuestra mente. Son nuestros procesos mentales quienes acaban de moldear y dar "esencia" a la carne de nuestros cuerpos, y quienes dan y/o reconocen el valor implícito de los "conjuntos de letras dispersas" de Shakespeare. Son valores que para nosotros "existen" porque yacen dentro de nosotros, pero conviene que todo el mundo sea consciente de dónde vienen realmente todas esas cosas, que por supuesto incluyen las creencias religiosas.

Por cierto, no dejo de pensar en la visión de Herbert. A veces pienso que somos tan infinitamente patanes y horribles como especie que sólo ciertos controles férreos y dogmáticos pueden ser capaces de atrasar nuestra propia auto-destrucción. Y, joder, vaya si es todo un dilema moral... Aunque quizá la mejor opción es que esos hipotéticos regímenes sean de mente abierta a la ciencia, antes que a la religión. ¿Te imaginas al mundo controlado por un régimen totalitario formado por científicos (de los buenos, de mente abierta) y presidido por Eduard Punset? Vaya flipe. Jajaja. Ya tenemos planteamiento para una Ucronía. :-D

Saludos!

PD: Gracias por tu recomendación de esos dos autores. Buscaré, buscaré...



) Lino Moinelo dijo...

Bueno Guillermo, creo que lo has entendido de forma similar a mi. Esta es la grandeza de las citas, que expresan ideas y conceptos solo representables en nuestra mente y que son "más que un conjunto de palabras" ;-)

Efectivamente, los procesos cognitivos que operan en nuestra mente y que forman la consciencia de nuestra existencia en un entorno universal, son hoy por hoy un autentico misterio. Los sentimientos, la intuición, nuestra capacidad para trascender de nuestro cuerpo en el sentido de observarnos como humanidad que se mueve a tropezones a través de un universo desconocido, únicas hasta ahora que sepamos, ha sido definida por nuestros ancestros como "Alma", es decir, una etiqueta que los antiguos le dieron a algo que, sin necesidad de ningún instrumento ni método científico, supieron intuir y que aún hoy en día es objeto de controversia.

Esto es una de las cosas que me gusta de la moderna galáctica, que han representado el drama humano de tener que discernir continuamente entre el bien y el mal, y que todo intento de establecer valores universales, aunque necesario en un principio, acaban convirtiéndose en absolutismos.

Yo creo que lo hay que mejorar son los sistemas políticos, adaptarlos a los nuevos tiempos, gestionar el poder de forma democrática, con participación ciudadana y que no dependa todo de un señor y su séquito de "asesores", y sobre todo, educar a los niños en su independencia dentro de un entorno social. Pero bueno, esto no son solo más que elucubraciones mías.

Saludos



) Guillermo (Atreus) dijo...

¡Hola de nuevo! Cómo se nota que estamos en Verano. ¿Tan sólo quedamos nosotros, a ratos, perdidos en este paraje marciano bradburiano con el sonido de los grillos, o hay nadie más?

;-)

Eso que propones son metas teóricas con las que yo estoy muy de acuerdo. Pero antes de todo, la primera meta es ser humildes, aceptar nuestra tremenda ignorancia como especie, y aprender evitar esa propensión nuestra a ser totalmente cegados por las ideologías, porque si no, noy hay nada que hacer. Es un poco como lo que comentas de fomentar la independencia de los niños dentro de nuestros entornos sociales. Pues eso. Pero imagino que debe ser harto difícil, ya que si el ser humano parece tener una facilidad que asusta para dejarse llevar hasta el fanatismo por las mayores gilipolleces de la humanidad, tales como las corridas de toros o "ese" fútbol, ante ideologías políticas o sociales propiamente dichas la complejidad se multiplica.

Por no mencionar que, cada año que pasa, educar a los niños es cada vez más difícil para los propios educadores, desde que cada vez hay mayor número de lamentables choques entre ellos y la ignorancia y soberbia de muchos padres...

Soy yo, o el tema de conversación ha sufrido un fenómeno de torsión inversiva mutante? Jajaja. Saludos.



) Lino Moinelo dijo...

Hola Guille (Atreus),

Je, je, es cierto, por aquí solo se ve alguna sonda de la NASA o de la AEE, y mucho polvo marciano. :-)

Así es, el ser humano tiene una capacidad para el fundamentalismo muy peligrosa. No obstante, a la hora de establecer si esto es bueno o no, creo que hay determinadas creencias que pueden ser aceptables sin necesidad de una explicación, es decir, que la gente "crea" en ellas por que si. Digamos que facilita las cosas. La cuestión es darse cuenta cuando dichas creencias, requieren de una actualización.

Por otro lado, lo que me fastidia es cuando determinados grupos se aprovechan de esta a la vez capacidad y debilidad del ser humano, para disponer de hordas de seguidores fácilmente. Se trata de encontrar la fibra sensible, y ya tienes casi todo el camino hecho.

Y dentro de esta clasificación, no están solo las religiones, podemos tiene en cuenta los nacionalismos, en donde la gente atribuye cosas a conceptos abstractos e intangibles como "la nación", verdaderamente absurdos y sorprendentes. O "la raza", o cualquier otra chorrada.

Herbert comenta en Dune, que cuando se mezcla religión y política en un solo hombre sale algo revolucionario. Yo añadiría la mezcla sentimiento-política, que también es bastante explosiva. Si queremos que la especie humana sea de verdad algo más que una pandilla de animales, y haga honor a su apelativo de inteligente, la política ha de estar basada en la razón, en los hechos. Lo demás, lo que no se puede medir o demostrar o no hay explicación, debe ser cosa de la esfera individual o particular. Pero enfervorizar a las masas apelando a su raza o a su nacionalidad, es mal asunto y solo conduce a la continua desdicha e insatisfacción.

Joder macho, como me enrollo, si que está dando de si este tema. Es que la religión, pese a que muchos no lo aceptan, forma parte del ser humano en el fondo de su ser. El homo sapiens nació en el seno de tribus marcadas dentro de creencias religiosas y rasgos culturales rígidos que las definian, y eso todavía está por superar, si es que algún día lo conseguimos de una puta vez.

saludos



) Lino Moinelo dijo...

Hombre Antonio, en serio, en serio, la verdad es que nos la tomamos, pero solo como un género o una forma de expresión artística o de mero entretenimiento. La verdad, es que solo me tomo en serio lo que me concierne y afecta, a mi o a mi familia.

En relación a lo que comentas, te entiendo perfectamente, pero creo que confundes a un sector del mundo cientifico, como "La Ciencia". La parte por el todo.

Ocurre que se ha llegado a un momento en el que los escasos pero importantes descubrimientos que aun quedan se han monopolizado por una casta depediente de intereses políticos, que acaban utilizando la ciencia para sus propios intereses, y lo hacen de forma igualmente dogmática que las ordenes religiosas a las que pretenden sustituir, menospreciandolas y en ocasiones, llegando a la discriminación.

Pero todo esto no ha de apartarnos de que, si bien la ciencia es un producto de la mente, y no al revés, lo que significa que esta es algo que está por encima, es la ciencia y su método la herramienta que tenemos los seres humanos para comprender sino mejor, si al menos objetivamente, es la herramienta que tenemos para poder trascender de nosotros como individuos, poder crear un marco común de convivencia. Y ya si nos ponemos transcendentales con Dios por en medio, es la herramienta que tenemos para acercarnos a El, y no debe ser usurpada ni monopolizada por ninguna casta.



) Lino Moinelo dijo...

He vuelto a publicar el artículo debido a las últimas declaraciones del director de Looper, que viene a reflexionar de forma similar al artículo: la motivación de la religión, prejuicios antireligiosos aparte, tiene unas fuentes muy similares a la de la ciencia-ficción, que es la de especular sobre la naturaleza del Universo. Como en todas las cosas, los seres Humanos tendemos a "exagerar" un poco, y convertimos cualquier ámbito cultural en "sectas", "iglesias", incluso "partidos políticos", en donde son habituales las jerarquías, los autoritarismos y el más fuerte dogamtismo. La propia Ciencia está cayendo igualmente en un colectivo cientificista que quiere convertirse por si mismo en fuente de toda autoridad. La cienciología viene a ser una derivación tan nociva como inevitable, cuya causa no es la ciencia-ficción, sino la propia naturaleza Humana.

Y volviendo al tema del artículo, en concreto la apreciación de Guillermo sobre los matices fuertemente contradictorios de este asunto, la causa es que los seres Humanos somos la contradicción misma. Un mismo ser humano puede comportarse de fomas completamente opuestas, en diferentes momentos de su vida o en diferentes situaciones. Por ejemplo, se puede defender rechazar todo tipo de violencia, y al mismo tiempo sentir un irreflenable deseo de partirle la cara a ciertos individuos en ciertas ocasiones. Así es como somos, y la gracia de todo esto consiste en saber lidiar con nuestra infinita multiplicidad de facetas, que nos hace ser seres tan especiales y nos permite enfrentarnos a cualquier tipo de contingencia. El problema es que al ser tan complejos, muchas veces no sabemos ni como funcionamos.



) Elwin Álvarez Fuentes dijo...

Qué interesantes puntos de vistas los tuyos.respecto al tema religioso presente en el género que tanto amamos (justamente anoche no más me vi el episodio de la la serie original de "Star Trek" donde aparece Apolo y que es una verdadera joya). ¿Has visto alguna vez la serie "Babilonia 5"? En ella los temas de la fe y la religión son preponderantes. Al respecto, con humildad, quisiera recomendarte dos bellas novelas relacionadas con todo esto: "Cántico por San Leibowitz" de Walther Miller Jr. y "Un Caso de Conciencia" de James Blish (el mismo autor encargado es novelizar los episodios de TOS); también te puedo nombrar la "Trilogía Cósmica" de C. S. Lewis. Por cierto, hace rato que deseo escribir sobre una obra de ciencia ficción profundamente religiosa: "Contacto" de Carl Sagan. En mi propio blog he abordado este tipo de ciencia ficción, aunque siempre desde el punto de vista más cinematográfico:
http://www.elcubildelciclope.blogspot.com/2013/08/buscando-un-sentido-trascendente-la.html
http://elcubildelciclope.blogspot.com/2013/10/cuando-el-arte-imita-la-vida-y-la-vida.html



) Lino Moinelo dijo...

Elwin, tomo nota muy en serio de tus indicaciones. Voy un poco liado últimamente, pero las atenderé cuando pueda. Visitaré tu blog y espero que tengamos fructíferas conversaciones.

Por cierto, veo que ya le vas cogiendo el gusto a TOS ;-). "Babylon 5" he visto algunos capítulos, no los suficientes para apreciar la visión que comentas. Y si, "Contacto" en una obra que aporta esa visión "mística" presente en todos aquellos que nos maravillamos de la grandeza del universo.

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